Seguimos con nuestros cuentos gastronómicos, y hoy os servimos en bandeja uno cocinado por el escritor y estudioso mexicano Alfonso Reyes (1889-1959), una de las cumbres literarias de su país en el siglo XX.
Reyes, autor muy prolífico, escribió teatro, poesía, ensayos, novelas, textos híbridos y relatos cortos. El que hoy os ofrecemos encaja perfectamente con la temática de RECETAS LITERARIAS, pues nos ofrece la estampa de un cocinero de palabras.
- Used Book in Good Condition
- Reyes, Alfonso (Autor)
Cuento gastronómico de Alfonso Reyes: El cocinero
Un gran letrero: —“Cocina”—, llamaba la atención del transeúnte. Junto a la puerta, los sabios hacían cola, como en los estancos la gente el día del tabaco. Cada uno llevaba una bandeja, con toda pulcritud y el mayor cuidado. Sobre la bandeja, un espejo de cristal. Y bajo el cristal, una palabra recién fabricada en el gabinete, mediante la yuxtaposición de raíces y desinencias de distintos tiempos y lugares.
El cocinero —hombre gordo y de buen humor— iba cociendo aquellos bollos crudos, aquellas palabras a medio hacer, con mucha paciencia y comedimiento.
Metía al horno una palabra hechiza, y un rato después la sacaba, humeante y apetitosa, convertida en algo mejor. La espolvoreaba un poco, con polvo de acentos locales, y la devolvía a su inventor, que se iba tan alegre, comiéndosela por la calle y repartiendo pedazos a todo el que encontraba.

Un día entró al horno la palabra artículo, y salió del horno hecha artejo. Fingir se metamorfoseó en heñir; sexta, en siesta; cátedra, en cadera. Pero cuando un sabio —que pretendía reformar las instituciones sociales con grandes remedios— hizo meter al horno la palabra huelga, y se vio que resultaba juerga, hubo protesta popular estruendosa, que paró en un levantamiento, un motín.
El cocinero, impertérrito, espumó —sobre las cabezas de los amotinados— la palabra flotante: motín; y, mediante una leve cocción, la hizo digerible, convirtiéndola y “civilizándola” en mitin. Esto se consideró como un gran adelanto, y el cocinero recibió, en premio, el cordón azul.
Entusiasmados, los sabios quisieron aclarar el enigma de los enigmas, y hacerlo deglutible mediante la acción metafísica del fuego. Y una mañana —hace mucho tiempo— se presentaron en la cocina con un vocablo enorme, como una inmensa tortuga, que apenas cabía en el fuego.
Y echaron el vocablo al fuego. Este vocablo era Dios.
… Y no sabemos lo que saldrá, porque todavía sigue cociendo.
«El cocinero», de Alfonso Reyes, está incluido en su libro Calendario (1923)
Imagen: Pixabay
Cena de Navidad, de Guy de Maupassant
Alfonso Reyes (Web)
Poema gastronómico de Charles Bukowski: Cena 1933
- Arguiñano, Karlos (Autor)
- Gutiérrez, Xabier (Autor)
Otros cuentos gastronómicos
Microrrelato de Macedonio Fernández: Tres cocineros y un huevo frito
Hay tres cocineros en un hotel; el primero llama al segundo y le dice: “Atiéndeme…
El zorro y la cigüeña. Cuento infantil de La Fontaine
Nochebuena aristocrática | Relato del Premio Nobel Jacinto Benavente
Que no se pase el arroz (cuento gastronómico de Enrique de Bas Sotelo)
Nuevo cuento gastronómico, hoy de Enrique de Bas Sotelo, incluido en su libro…
La cena (cuento gastronómico de Clarice Lispector)
La escritora brasileña Clarice Lispector es autora de…
3 microrrelatos sobre fogones
“Entre pucheros también anda el Señor”, dijo santa Teresa de Jesús. “¡Y la literatura!”, añadimos…