Microrrelato de Macedonio Fernández: Tres cocineros y un huevo frito
Hay tres cocineros en un hotel; el primero llama al segundo y le dice: “Atiéndeme ese huevo frito; debe ser así: no muy pasado, regular sal, sin vinagre”; pero a … Leer más
Blog sobre cocina y literatura
Hay tres cocineros en un hotel; el primero llama al segundo y le dice: “Atiéndeme ese huevo frito; debe ser así: no muy pasado, regular sal, sin vinagre”; pero a … Leer más
Un día el señor Zorro decidió invitar a comer a la señora Cigüeña. La señora Cigüeña aceptó, pensando que el señor Zorro sería muy espléndido con ella.
Pero cuando la señora Cigüeña llegó, lo único que se encontró fue un triste sopicaldo servido en un plato muy llano. Así de sobrio era el anfitrión.
Algunas personas están deseando que llegue la cena de Nochebuena para estar con su gente, disfrutando con alegría y fraternidad de buena comida y buena compañía. Otros, sin embargo, van por conveniencia o por convenciones sociales, y preferiría cenar en cualquier otro lugar. Si eres de estos últimos, posiblemente te sientas representado en este relato de Jacinto Benavente, uno de los Premios Nobel españoles de literatura. El cuento se llama “Nochebuena aristocrática”.
Nuevo cuento gastronómico, hoy de Enrique de Bas Sotelo, incluido en su libro Konnichiwa, otros relatos cortos y algunos diálogos entrometidos, que se puede comprar en Amazon.
La historia narra un encuentro culinario entre una pareja, con un final que no eran el que ellos esperaban…
La escritora brasileña Clarice Lispector es autora de este relato corto, de temática gastronómica (aunque cargado de mucho simbolismo) en el que un narrador testigo cuenta, al tiempo que presencia, una cena excesiva por parte de un anciano en un restaurante.
Su actitud pantagruélica, salvaje, por no llamarla caníbal, capta la atención del personaje narrador, que no aparte la vista de él un solo segundo.
“Entre pucheros también anda el Señor”, dijo santa Teresa de Jesús. “¡Y la literatura!”, añadimos nosotros. Y, para confirmarlo, os ofrecemos tres microrrelatos sobre fogones que a buen seguro abrirán … Leer más
Hubo una vez en un país de Arabia un emir sumamente rico y muy caprichoso en el arte del comer. Los mejores cocineros de la región trabajaban para él, forzando cada día su imaginación para satisfacer sus exigencias. Harto ya de tiernos faisanes y pescados caros, un día llamó a su cocinero jefe y le dijo:
–Ahmed, voy a pedirte que me busques algún manjar que no haya probado nunca, porque mi apetito va decayendo. Si quieres seguir a mi servicio, tendrás que ingeniarte cómo hacerlo.
Seguimos con nuestros cuentos gastronómicos, y hoy os servimos en bandeja uno cocinado por el escritor y estudioso mexicano Alfonso Reyes (1889-1959), una de las cumbres literarias de su país en el siglo XX.
Reyes, autor muy prolífico, escribió teatro, poesía, ensayos, novelas, textos híbridos y relatos cortos. El que hoy os ofrecemos encaja perfectamente con la temática de RECETAS LITERARIAS, pues nos ofrece la estampa de un cocinero de palabras.
–¿Dos pavos trufados, Garrigú?
–Sí, mi reverendo, dos magníficos pavos
rellenos de trufas, y puedo decirlo porque yo mismo ayudé a rellenarlos.
Parecía que el pellejo iba a reventar al asarse, tan estirado estaba…
–¡Jesús María, y a mí que me gustan
tanto las trufas! Dame pronto la sobrepelliz, Garrigú. Y ¿qué más has visto en
la cocina, fuera de los pavos?
Guy de Maupassant (1850-1893), el Chejov francés (valga la comparación), es uno de los grandes cuentistas del siglo XIX. Escribió más de trescientos cuentos, muchos de ellos emblemáticos (recomendamos el … Leer más